Mi primera vez

La primera vez que me afeité tenía 12 años. Estaba desesperado con aquella sombra, por no decir mancha, que se asomaba encima de mis labios. Cansado por no poder hacerla desaparecer tuve que tomar mi primera decisión valiente.

Tomé la cuchilla de afeitar de mi mamá sin preguntarle a nadie. Fui al baño, cerré y sin decir más, me la pasé por el bigote una y otra vez como si estuviera descascarando un banano. El resultado: adiós pelos, hola cortadas.

Recuerdo como si fuera ayer caminar con las manos en mi boca, evadiendo cualquier tipo de contacto humano, pero fue inevitable. Mi papá me detuvo, le mostré mi rostro y me dijo, “¿por qué no me preguntaste cómo?”.

El Cómo…

Desde los 12 perdí la pena de preguntar sobre lo que desconozco. Me di cuenta que me ahorraría dolores de cabeza y siendo sinceros, también de cara. En ese momento entendí que necesitaba utilizar crema de afeitar y lo más importante, conocer el tipo de cuchilla que iba a poner en mi rostro.

Las cuchillas y yo

Mi primer contacto con cuchillas no fue positivo, pero he ido aprendiendo en el camino. Me he dado cuenta que no cualquier cuchilla por filo que tenga, cumple con el mismo objetivo.

Algunas máquinas están hechas de materiales más sólidos, con hojas adicionales que permiten una mayor precisión y menor irritación (menos pasadas, menor irritación) y otras que, por ejemplo, tienen bandas lubricantes enriquecidas con vitaminas y otros nutrientes para producir una sensación refrescante en la afeitada.

La piel y la barba no son la misma cosa

Me atrevería a decir que por más veces que me haya afeitado, no soy un experto en el tema. Mi primera cortada no fue la última, como mi primera irritación, tampoco lo sería. Sin embargo, y a pesar de los problemas descubrí un secreto. Para tener una afeitada cada vez suave, es clave conocer el tipo de piel.

Hay pieles sensibles o secas que necesitan de mayor humectación, por lo que es indicado utilizar máquinas de afeitar específicas para pieles sensibles, como hay pieles grasas o con acné que necesitan máquinas de afeitar cuchillas libres de grasa.  

Puede que en este momento aún no sea un experto barbero, pero de lo que sí estoy seguro es que he aprendido a sentirme cómodo con mi afeitado.

Tip adicional: Antes de afeitarse les recomendamos tomar una ducha caliente, el vapor ayuda a abrir los poros y eliminar células muertas. Si no tienen tiempo, humedezcan su cara con agua caliente por un par de minutos.

En estos momentos que puedes tener más tiempo para ti, descubre con Schick cómo tener siempre una afeitada suave.